Próximos a estas fechas tan señaladas como son las navidades, que principalmente consisten en percibir un cierto olor a una especie de mezcla entre pólvora y vómito, un aumento sospechosamente poco fortuito del precio del besugo y el padecimiento un año más de los besos con bigote de esa tía lejana, creo necesario advertir que soy creyente. Un creyente poco ortodoxo, pero al fin y al cabo, creyente, como dios manda. Y también creo justificado informar que mis creencias son tolerantes con las demás, excepto cuando esas otras creencias llaman a mi puerta o se cuelan por mi pantalla de led. Es ahí donde digo “quieto parao” y prefiero advertir a esos invasores de religiones ajenas que no intenten convencerme de nada que no tenga que ver con las siguientes deidades, símbolos o parafernalia fetichista. A saber:
No existe otro dios que no sea este:
Ni existe otro portavoz de la palabra dios que no sea este:
Ni concibo otros ángeles que no sean estos:
O estos otros:
Ni concibo unas majestades que no sean estas:
Ni una identidad maléfica que no sea esta:
Ni un enviado del Cielo que no sea este:
Ni un apostol que no sea este:
Ni una redentora que no sea esta:
Ni otros Cuatro Jinetes del Apocalipsis que no sean estos:
Para todo lo demás soy tolerante.
Te falta poner alguna ratilla de sacristía, tipo Simon & Garfunkel
ResponderEliminarSimon y Garfunkel fueron sodomizados y empalados por King Diamond. Lo único que queda de ellos es un ricito de Garf y una fotografía tamaño natural de Simon que lleva Tom Araya en su cartera.
ResponderEliminarYo no tolero la intolerancia... :-) Mú kurrá esta entrada, Runner
ResponderEliminarThanks, Kalimotxo. Vete mirando el próximo concierto, que ya estoy MONÓxido. Es lo que tiene la religión, que de vez en cuando hay que comulgar.
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