miércoles, 6 de febrero de 2013


Sátrapa Rompecabezas para una canción perfecta
 
Sumergido en sus particulares y cotidianas obsesiones, Fernando Gail extrae la pizca de iluminación necesaria para vislumbrar lo que la mayoría de los mortales no son capaces ni siquiera de imaginar. Ya sea mediante sus “encuentros” con personajes ya fallecidos y tótems imperecederos del mundo del Rock, ya sea a través de sus alucinógenas vigilias, ya sea inducido por sus indigestos y extraños recuerdos, Fernando Gail iniciará una carrera cuasi patológica y autodestructiva para conseguir su santo grial: el origen real de una canción que se erigió exitosa en la década de los años ochenta pero demasiado sospechosa de ser única muestra de un talento no repetido. Nuestro protagonista hierve mentalmente mientras se hace las siguientes preguntas: ¿El propietario oficial de dicha canción posee también la propiedad artística y real? ¿Alguien se ha apropiado de un éxito que no le corresponde? ¿Quién es el verdadero progenitor de esa canción?

A medida que el protagonista se va sumergiendo en las profundidades de este misterio, su mundo personal se irá derrumbando hasta convertirlo en una copia fantasmagórica de lo que algún día fue. Arañando horas al sueño, encerrado en sus oscuros rincones mentales, entrando en conflicto con él mismo pero especialmente con aquellos que le rodean, empujará su exigua existencia lo suficiente para poder llegar a resolver ese enigma que no le permite vivir con normalidad si ese término alguna vez tuvo sentido para él.

Intrigante relato de Sergio Guillén Barrantes, autor que tras una indudable muestra de su talento escribiendo numerosas obras dedicadas al mundo de la música junto a Andrés Puente, se ha lanzado al género novelesco trasladando la arquitectura literaria de Tom Wolfe y la visión desesperada y al límite con la que Paul Auster dibuja a sus personajes. Qué es real y qué es ficticio es el menor de los retos al que se tiene que enfrentar el lector cuando se sumerja en la lectura de “Sátrapa”. Las oscuras sombras de los recuerdos de Fernando Gail junto con su febril búsqueda de un punto de referencia de la realidad se convierte en la mayor ciénaga de la que el lector luchará por no verse atrapado igual que el protagonista.

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sábado, 2 de febrero de 2013

ADULT ORIENTED ROCK: DEL PASATIEMPO AL FENÓMENO DE MASAS, Y VUELTA A EMPEZAR (SEGUNDA PARTE)


Vamos a darnos otra vueltecita por la corriente más melódica del Rock y rescatar algunas joyas que animaron el panorama rockero de los años `80 y que aún siguen haciéndolo en mi caso.

Streets – “Crimes In Mind” (1985): Steve Walsh fue otro de los que sucumbió (y hasta las trancas, por cierto) a esto del AOR. Con Streets no se si pretendía llegar demasiado lejos fuera de su hogar en Kansas pero facturó dos magníficos discos, a cual mejor. Con este LP, el segundo del binomio, riza el rizo en cuanto a sonido y producción. Las voces, guitarras y los teclados suenan cristalinos, contrastando con la pegada contundente y profunda de la batería. Y este sonido es el que trasladó a Kansas para llevar a cabo “Power” y abandonar cualquier tinte progresivo que tuviesen hasta el momento.

Skagarack – “Skagarack” (1986): Unos daneses que hilaron fino en esto del AOR. Estamos ante aquel primer disco con el que se abrieron un hueco entre los seguidores del Rock melódico; aunque no fue hasta el siguiente, “Hungry For A Game” con el que se destaparon completamente. Pero en su debut ya se puede comprobar la calidad que ofrecen. Lo que sí se percibe, y es algo muy común en la mayoría de bandas europeas melódicas, es que no se ciñen a componer única y exclusivamente piezas de puro y preciosista AOR, como sí hacían en las tierrass del Tío Sam, sino que como se puede comprobar en este disco, modelan temas más intensos, dramáticos y de larga duración como “Damned Woman” o “Victim Of The System” (es decir, en los que se resisten a abandonar totalmente su herencia Heavy). ¿Otra prueba? Escuchad “City Chile” y decidme si los señores Blackmore y Dio no están ahí.

Prophet – "Prophet" (1985): Rock melódico y pseudo sinfónico de alta calidad... o Kansas facturando AOR. De hecho, en su segundo disco (con Russel Arcara de Surgin a las voces) calcan el “Dust In The Wind”, y no les queda nada mal. Excelentes melodías dirigidas por la voz de Dave Fasano, la guitarra de Ken Dubman y los teclados de Joe Zujkowski. "Street Secrets", "Away From You" o "Slow Down" son temas que valen su peso en oro.

Urgent – “Cast The First Stone” (1984): AOR donde los teclados predominan sobre las guitarras (¿algo nuevo?), cuyo guitarrista, Yul Vazquez, formó junto a Danny Malone esa maravillosa banda de finales de los años 80 llamada Diving For Pearls. El disco está producido por Ian Hunter y Mick Ronson, y ofrece un Rock festivo y bailable en donde destacan las pegadizas "Running Back" o " Love Him Or Leave Him" y la balada "Love Can Make You Cry".

Sheriff – “Sheriff” (1982): Dicen que el redescubrimiento del tema "When I'm With You" propició la aparición de Alias, la posterior gran banda de Fred Curci y Steve DeMarchi, formada en 1989. No es para menos; el tema en particular, y el disco en general rebosa calidad. Curci posee una de esas voces que pueden llegar hasta el infinito de los agudos ("Living For A Dream", escuchad eso o morid). El disco alterna sabiamente temas rockeros ("Keeps Me Coming", "Give Me Rock N Roll", "California") con joyas melódicas como la ya nombrada "When I'm With You" o "Elisa".

FM – “Indiscreet” (1986): Esta banda inglesa nacida de las cenizas de Wildlife se propuso competir de igual a igual con el AOR que se hacía en EEUU, es decir, a base de perfectas melodías, coros majestuosos y omnipresentes teclados. No en vano dedican una de sus canciones a las féminas americanas ("American Girls") por si quedaban dudas. "I Belong To The Night" es el tema donde muestran con más claridad que han aprendido todos los trucos del AOR americano. También destacan "That Girl" y la balada "Love Lies Dying". Su posterior disco, "Tough It Out" endulzó aún más la propuesta si cabe.

Shooting Star – “Silent Scream” (1985): Si nos preguntasen por álbumes perfectos de genuino AOR siempre pensaríamos en Journey, Survivor o Foreigner. Pues este disco de Shooting Star es otra de las obras maestras del Adult Oriented Rock a la altura de los grandes. Esta banda ya llevaba a sus espaldas cuatros discos para la publicación de "Silent Scream". Pero fue aquí cuando mostraron su vena más melódica y acertaron de pleno. Temas como "Somewhere In Your Heart" con violines incluidos, "In Her Eyes" con la modulación vocal a lo Steve Perry, o el pegadizo "Heat Of The Night" son algunas de las gemas de un disco perfecto.

Kidd Glove – “Kidd Glove” (1984): Incansable luchador del Rock melódico que noconsiguió alcanzar la primera división. Comenzó su carrera en solitario facturando dos discos de estilos muy diferentes (uno de Hard Rock y otro de música disco). En 1988 viendo que su carrera no alcanzaba las cotas deseadas formó Only Child realizando uno de los mejores discos de AOR de todos los tiempos. Pero antes de eso, en 1984 forma la banda Kidd Glove reclutando a varios músicos de estudio y factura este excelente disco en el que funde acertadamente ritmos bailables con grandes melodías rockeras.

Voodoo X – “Vol.1: The Awakening” (1989): La trayectoria de Jean Beauvoir es curiosa. De sus orígenes como miembro de una de las bandas más apabullantes de Punk Metal, Plasmatics, hasta sus propuestas más melódicas en Crown Of Thorns. Pero antes de Crown Of Thorns y después de algún disco en solitario, navegó en un barco, que aunque no llegó a un buen puerto de ventas sí lo hizo en el de la calidad. “Vol.1: The Awakening”, con la inmaculada y potente producción de Max Norman, es una obra maestra de Rock y Metal melódico donde se encuentran trallazos como "I'm On Fire", preciosos medios tiempos como "A Lover Like You", emotivas baladas como "What Can I Do" o certeros disparos heavies como "The Awakening" (difícil encontrar mejor muestra de equilibrio entre melodía y potencia). Nació en una época donde no existían aún las descargas por Internet por lo que la cegata industria del disco no tiene excusa alguna para explicar el fracaso (ni siquiera fue editado en EEUU).

Sergeant – “Streetwise” (1986): Qué grandes canciones tiene este disco (aunque le falte una buena dosis de producción) y qué desapercibido fue el paso por la escena melódica en los años 80 de esta banda nacida de la desintegración de la Steve Whitney Band. En algunos momentos tienden hacia el Rock festivo de Loverboy (similitudes vocales incluidas), y en otros hacia la serenidad de Wishbone Ash y sus armonías vocales a dúo (“Can't Get Over Loosing You”), pero siempre ofreciendo unas composiciones redondas y emotivas, de esas que te levantan el ánimo durante todo el día.

Alaska – “Heart Of The Storm” (1984): Bernie Marsden, guitarrista de Babe Ruth y de la mayor y mejor parte de la discografía de Whitesnake, formó esta banda entre los años 84 y 86 y dejó facturados dos discos. Ya antes que su jefe Coverdale, el entrañable Bernie intuyó que había que dejar de lado un poco el R&B y adentrarse en eso de los teclados cristalinos y los estribillos más pegadizos que el Super Glue. Este es el primero de los dos discos de Bernie con Alaska (después montó MGM con Neil Murray y Mel Galley) y suena con una limpieza ejemplar, en el que destacan Robert Hawthorn, un excelente cantante sin estridencias, y los teclados de Richard Bailey.

Wildlife – “Wildlife” (1983): Cuando en 1983, Bad Company se disuelve, Simon Kirke entra en Wildlife, banda en la que también participan Philip Soussan (Ozzy Osbourne), Steve y Chris Overland. Estos dos últimos forman la génesis de FM, ese grupo que supo integrar en su flemática piel inglesa las mejores enseñanzas del AOR americano. Pero aquí todavía suenan a británicos por los cuatro costados, con muchos matices en las voces a lo Paul Rodgers.

Airrace – “Shaft Of Light” (1984): Otra de esas joyas ochenteras que no tuvo demasiada repercusión. En este perfecto disco de AOR se encuentra Keith Murrell, conocido por su participación en el final de la trayectoria de Mama's Boys o en su inclusión en el proyecto Phenomena III, y Jason Bonham, quien tuvo aquí su bautismo de fuego. El disco, producido por Beau Hill es un compendio de melodías bailables y pegadizas como "I Don't Care" y perfectas composiciones de AOR como "Didn't Wanna Lose Ya" o "Brief Encounter", cuya intro es la única muestra de balada que tiene el disco.

The Babys – “Broken Heart” (1977): John Waite y el resto de la banda emigraron desde Londres a Los Ángeles para comenzar una exitosa carrera, y pueden ser considerados como pioneros en esta tendencia melódica llamada AOR. Una melodía con violines seguido de una cristalina guitarra acústica y de la cálida voz de Waite inician el disco y nos introducen en una de los temas más zeppelianos del LP, mostrando que todavía no han abandonado las necesarias influencias. Estamos ante uno de los mejores discos no de un estilo, sino del Rock en general. Aquí ya tenemos un hit, "Isn't It Time", acompañado de un maravilloso coro femenino; temas rockeros como "And If You Could See Me Fly" de marcada herencia ufoniana, una preciosa balada nada empalagosa como "The Golden Mile", bocados de puro AOR como "Broken Heart", intimistas baladas como "I'm Falling"... Un disco para degustar tranquilamente, sin prisas.

Pensaba que esta vuelta a los inicios del Adult Oriented Rock me supondría un cierto ejercicio de nostalgia, y que mi reencuentro con esas viejas canciones me dibujarían en muchos casos una mueca despectiva al comprobar el terrible efecto del tiempo sobre unos sonidos y una manera de hacer música muy diferentes, y en cierta manera opuestos, a lo que las tendencias musicales de los años noventa y del nuevo milenio nos han traído. Me he equivocado por completo. No sólo he disfrutado de nuevo con esos viejos discos, sino que les he sacado nuevos placeres. La vitalidad, ingenuidad e inmediatez que impregnan esos LPs cobran mayor valor en estos tiempos en los que los artistas intentan buscar una excesiva trascendencia en sus composiciones, tardando en muchos casos varios años en encontrar conceptos y pulir producciones para sus discos.

Hoy algunas de las bandas de Rock melódico de antaño vuelven a retomar el camino donde lo habían dejado, más calvos, menos briosos e igual de expectantes. Saben a ciencia cierta que los discos que grabaron en esos maravillosos e ingenuos años ochenta siguen estando presentes en una gran parte del corazón de cada fan (más maduro). Y continúan buscando la piedra filosofal para crear música, es decir, el rastreo sin disimulo de un hit por la vía "fácil": una melodía con gancho y un estribillo pegadizo. ¿Dije fácil?