sábado, 29 de diciembre de 2012



Un  grito al cielo, un grito al sol, un grito para el amor
A toda noche de buen Rock N Roll debe seguirle una buena resaca y toda buena resaca debe ir acompañada de una buena sesión de sofá. A mí me falló la última parte de esta ecuación.  Porque no es de recibo que con una garganta medio afónica y con un cuerpo machacado por decibelios y alcohol te obliguen por la mañana a hacer limpieza en la casa, pero es que mi parienta no entiende de ecuaciones rockeras. Si eres mujer y estás leyendo esto te pido un favor: explícale a mi chica que tras una noche de Rock cualquier médico que no haya terminado el MIR ya es capaz de recetar reposo absoluto.
Ayer noche, en Antequera, unos cuantos privilegiados tuvimos la suerte de vivir una de esas noches en la que el Rock se hace carne. Una  guitarra, un bajo, una batería y una voz, siempre compenetrados,  destilando un orujo de ese que llamamos “casero”, sin aditivos ni edulcorantes, ni nada que intente pisar un terreno ajeno al Rock. Y todo gracias a Origen, esta banda del Sur que acaban de sacar un disco (La Huida) y que pese a las trabas que se encuentra como cualquier banda de Rock en un país de botijo y pandereta, sigue adelante con entusiasmo y como pude comprobar anoche, con una dosis de fuerza digna de grupos que juegan en ligas superiores. 
 
Y como toda auténtica y genuina banda de Rock, mostraron sus credenciales sobre las tablas, mejorando y dando más textura y poder a los sonidos grabados en disco, ese disco que su compañía haría bien en promocionar  “un poco más”(¿cómo es posible que el disco sea difícil de encontrar en una de las mayores tiendas de música de este país y en la misma provincia de donde ellos provienen? Además del problema de las descargas ¿podemos hablar de ceguera empresarial con la música? Va a ser que sí).

 

Al tener un único disco en la calle, una banda siempre se encuentra con el dilema de cómo rellenar el tiempo del directo. Para Origen esto no es ningún problema ya que además de ofrecernos un par de nuevos temas que no aparecen en el disco, saben hacer buen uso de canciones imperecederas que ya están  marcadas a fuego en nuestra memoria colectiva. Así,  además de “Lobo”, “Reina de la carretera”, “Otoño sin ti”, ”La huída”,  “La inconsciencia”, Despiértame”, etc., nos regalaron sendas versiones de Barón Rojo (“Los Rockeros van al infierno”) y Steppenwolf (“Born To Be Wild”) además de incluir hacia el final del concierto y en su meddley particular retazos de U2, Depeche Mode o Rolling Stones.  Con toda esta artillería cualquier batalla ya está ganada de antemano. Si además te encuentras con que el sonido acompaña y con que los miembros de la banda saben conducir su directo hasta el puerto más recóndito de tu alma rockera,  la conquista está asegurada.
 
Les deseo que en 2013 sigan con las mismas ganas. Las mismas ganas le pondré yo.

ADULT ORIENTED ROCK: DEL PASATIEMPO AL FENÓMENO DE MASAS, Y VUELTA A EMPEZAR (PRIMERA PARTE)

Si hubiese que buscar un estilo de Rock realmente denostado a lo largo de la historia musical, ese sin duda sería el llamado AOR, siglas que, al parecer, significan “Adult Oriented Rock". El AOR, también conocido como Rock melódico, siempre ha sido considerado como el fondo light y facilón del catálogo Rock, porque ha sido entendido básicamente como un estilo en el que las reglas son demasiado “sencillas” y siempre encaminadas a engatusar a aquellos fans del Rock que no están por la labor de atragantarse con guitarras saturadas de distorsión, con canciones de largo recorrido o con excesos guerreros de sus vocalistas. Dichas reglas básicas son las siguientes: mucha melodía, estribillos hiperpegadizos, teclados que se adhieren como el chicle y un intento de cuidar al máximo la producción. En cuanto a las letras… mucho love y mucho heart, en todas sus facetas y modalidades: enamoramientos, desengaños, encuentros más o menos tórridos, y en general cualquier historia que trace un camino de ida (o de vuelta), hacia (o desde) la churri de turno, con más o menos lagrimeo del protagonista, o con más o menos abultamiento de su entrepierna.

"Sigo esperándote", "Amor en tus ojos", "No te alejes", "Cayendo por amor", "Desde mi corazón" son algunos de los títulos de canciones más recurridos en este género. Madelaine, Julia, Anna, Kristine, Gina, Elisa, son igualmente algunas de las dulcineas de estos enamoradizos y ardientes muchachos. Del amor libre y comunitario al amor de sábado noche en el asiento trasero del Cadillac. Los sesudos intelectuales del Rock puede que se sonrían de manera condescendiente ante tanto amaneramiento musical y tanto ensalzamiento del amor en el sentido más adolescente del término. Y los seguidores más viscerales de sonidos rudos no encontrarán nada que les atraiga entre tanto teclado y letras ñoñas. En algunos casos razón no les falta a ambos, sobre todo viendo los excesos a los que nos sometieron algunas bandas en los años ochenta, pero borrar de un plumazo el legado que han dejado Journey, Foreigner, Toto, Survivor, Heart y compañía es un despilfarro.

Y de dónde surge esta orientación tan “superficial” del Rock y, sobre todo, quiénes fueron (o siguen siendo) sus demandantes. A finales de los años setenta en EEUU se comienzan a gestar unas tendencias musicales que huyen de las estridencias y se dirigen hacia un público más acomodado y menos disconforme con su situación socio-económica. Era hora de descansar del tenebrismo de Black Sabbath, del energético hippismo de Led Zeppelin y de los excesos instrumentales de Deep Purple, Algunos de los primeros hits que avisan de lo que va a venir son "More Than A Feeling" de Boston, “Hold T he Line” de Toto, “Cold As Ice” de Foreigner, “Isn’t Time” de The Babys o “Show Me The Way” de Peter Frampton. Al mismo tiempo, en Gran Bretaña se comienza a barruntar lo que se conocerá como New Wave Of British Heavy Metal y que supondrá una regeneración y una recuperación de la energía que estaba perdiendo el Hard & Heavy. De las cloacas inglesas asciende una avalancha de bandas que muestran las ganas que los chavales tenían de poner en práctica las ideas que habían aprendido del rapapolvo que el Punk les había inflingido a sus idolatrados dinosaurios. De esta NWOBHM también surgirán nuevos adeptos a la melodía, caso de los Lionheart de Dennis Stratton (ex-Iron Maiden), de los Praying Mantis o de las propuestas más suavizadas de aguerridos metaleros como Saxon con su "Crusader".

Y es que es en los años ochenta cuando el AOR alcanza sus más altas cotas de popularidad y una legión de artistas y bandas se añaden a los ya consagrados. Es la explosión de Bon Jovi, Dare, Survivor, Bryan Adams, Michael Bolton, etc. Y es, por supuesto, la llegada definitiva a la gloria de los grandes nombres que ya llevaban un tiempo en este trayecto: Journey, Styx, Foreigner, Toto, REO Speedwagon,... Tal es el empuje de esta tendencia hacia lo edulcorado del Rock que bandas como Triumph (“The Sports Of Kings"), Kansas (“Power”), Rainbow (“Bent Out Of Shape”), Whitesnake (“1987”), Blackfoot (“Siogo”) o Magnum ("Vigilante"), sucumben a la tentación y, ya que estamos, a los dólares. El auge de este género fue de tal envergadura que no había película americana de acción que no incluyese en su banda sonora una buena carga de Rock melódico. "Eye Of The Tiger" de Survivor en una de las entregas de la saga de Rocky fue uno de los primeros golpes de efecto. Robert Tepper en "Cobra" (otra vez Stallone), Dokken en una de las partes de "Pesadilla en Elm Street". Y prácticamente en todas las películas sobre adolescentes americanos: "Gotcha!" (Giuffria, Joan Jett), "Teachers, Teachers" (38 Special, Night Ranger, Eric Martin), "The Wild Life" (Van Stephenson, Hanover Fist, Van Halen), "Hard To Hold" (Rick Springfield).
De esta manera y durante los primeros ochenta, convivieron, más o menos pacíficamente, las melenas heavy, los mullet melódicos y las crestas punks, y la MTV nos deleitaba prácticamente las veinticuatro horas del día con videoclips de bandas de Rock (pasado paradisíaco en muchos aspectos). Una época mágica que algunos vivimos intensamente. Dejemos la nostalgia a un lado y regresemos al presente. Estamos en el nuevo milenio y parece que las tendencias más melódicas vuelven a figurar en el menú de los comensales rockeros. Agotado ya hace tiempo el Grunge, desbaratado el Nu Metal y puesta en duda la supremacía Indie o alternativa en esto de hacer Rock para adultos, unos cuantos nostálgicos han vuelto a desempolvar sus instrumentos y vuelven a pasearse por nuestros equipos Hi-Fi como si no hubiesen pasado los años. Viejas glorias como Legs Diamond, Jim Peterik y otras no tan viejas como Shy, TNT o Night Ranger vuelven a sacar nuevo material. Y es en este momento de vuelta al pasado cuando os invito a que saquéis vuestros vinilos de sus fundas y disfrutéis de aquellas otras bandas que no llegaron a alcanzar la fama, algunas ni siquiera un reconocimiento mínimo. Ahí vamos.

Barry Goudreau – “Barry Goudreau” (1980): Guitarrista por excelencia en ese gran estandarte del Rock melódico llamado Boston. Militó posteriormente en dos bandas, Orion The Hunter (pariendo un disco superlativo de AOR) y RTZ; pero ya en 1980 se desmarcó un poco de Boston, sobre todo viendo el poco movimiento que el señor Scholz le daba al asunto y el exceso de perfeccionismo a que sometía sus obras, haciendo un disco titulado como su nombre. Y la verdad es que el LP suena a gloria bendita, menos recargado que algunas de las composiciones de Boston, pero manteniendo su espíritu, y más teniendo en cuenta que a las voces continúa Brad Delp.
Lou Gramm – “Long Hard Look” (1989): Entre 1987 y 1989 este inconmensurable vocalista no sabía dónde poner el huevo y se une a algunos culos inquietos para hacer algo fuera de la nave Foreigner. El trabajo elegido es el segundo de esos discos y en él colaboran Peter Wolf (vocalista de J. Geils Band), Vivian Campbell (Dio, Def Leppard) y Dann Huf (Giant). No llega a las cotas de lo que hizo con Foreigner pero mantiene un buen nivel. Se echan en falta algunos de esos riffs de su compañero Mick en Foreigner, pero Lou deja constancia de su capacidad vocal en temas como "Angel With A Dirty Face"," Hangin' On My Hip", o " I'll Know When It's Over".

Icon – “Night Of The Crime” (1985): Lo que nació con la pretensión de ser una superbanda se quedó injustamente en nada, y no precisamente por falta de calidad, que la tienen a raudales. Podrían haber jugado, al menos, en la misma liga que King Kobra porque su propuesta iba por similares derroteros: buenas melodías con potentes guitarras, un vocalista que aunaba fuerza y sensibilidad y grandes canciones. Producción de Eddie Kramer, tonadas comerciales, buena planta de los chicos… pero ahí se acabó todo. Quizá su imagen de hair band confundió al personal. Este disco se encuentra entre los veinticinco mejores álbumes de AOR según la revista Rock Sound. Razones no les faltan.

White Sister – “White Sister” (1984): Otro de esos grupos americanos que deberían haber tenido más suerte, sobre todo viendo cómo se las gastaron en este su debut. Producido por Gregg Giuffria (Angel, Giuffria) y mezclado en la mayoría de temas por Michael Wagener, no facturaban un AOR al uso americano, sino que estaban más "contaminados" por el Hard Rock. Los teclados apoyando a las guitarras con potencia, los temas más trepidantes, las voces más urgentes. Con el siguiente disco se suavizaron un tanto pero aquí dejaron joyas como “Can’t Say No” o “Love Don’t Make It Right”.

Eddie Money – “Can’t Hold Back” (1986): Si escucháis el tema que inicia el disco y no termináis tatareando el estribillo (en el mejor de los casos durante su escucha, en el peor, toda la semana posterior), es que esto del AOR no está hecho para vosotros. Rock melódico al puro estilo americano, sin grandes sobresaltos pero de melodías efectivas. Este policía venido a músico, lo que no consiguió con la porra lo hizo a base de lo más meloso del Rock.

Marchello – “Destiny” (1989): No es exactamente AOR, pero sí un grandísimo exponente de Hard melódico, marcado por la poderosa y virtuosa guitarra de Gene Marchello y por unas composiciones trepidantes en muchos momentos pero siempre melodiosas. Curiosamente la mayoría de los temas no están firmados por Gene sino por su hermano Peppi Marchello, sin ninguna tarea instrumental en el disco. Potencia y melodía en ese justo equilibrio que no debieron abandonar muchas bandas afines. Contiene grandes temas como "Destiny", "Living For #1" o la preciosa balada "Love Begins Again".

Tommy Shaw – “Ambition” (1987): Después de salir de Styx y antes de formar el supergrupo Dawn Yankees, este rubiales hizo tres discos en solitario. El primero de ellos no iba demasiado lejos, le faltaban canciones y sonido. Pero en este tercer LP se nota el apoyo en producción y en tareas compositivas de Terry Thomas. No en vano, este hombre que venía de tocar en Charlie ha producido a Bad company y a Giant entre otros. No hay más que iniciar el disco para ver por dónde van a ir los tiros: temas redondos (en la MTV se puso mucho el vídeo del tema “No Such Thing” donde Tommy ponía los cuernos a una mozuela entrada en carnes, ¡qué malo!), revisión de un tema de Survivor (“Ever Since The World Began”) y excelente sonido.

 

viernes, 30 de noviembre de 2012

En estas fechas de recogimiento y concordia

Próximos a estas fechas tan señaladas como son las navidades, que principalmente consisten en percibir un cierto olor a una especie de mezcla entre pólvora y vómito, un aumento sospechosamente poco fortuito del precio del besugo y el padecimiento un año más de los besos con bigote de esa tía lejana, creo necesario advertir que soy creyente. Un creyente poco ortodoxo, pero al fin y al cabo, creyente, como dios manda. Y también creo justificado informar que mis creencias son tolerantes con las demás, excepto cuando esas otras creencias llaman a mi puerta o se cuelan por mi pantalla de led. Es ahí donde digo “quieto parao” y prefiero advertir a esos invasores de religiones ajenas que no intenten convencerme de nada que no tenga que ver con las siguientes deidades, símbolos o parafernalia fetichista. A saber:

No existe otro dios que no sea este:

Ni existe otro portavoz de la palabra dios que no sea este:


Ni una eucaristía que no sea ofrecida por estos:



Ni un signo de bendición que no sea este:

Ni concibo otros ángeles que no sean estos:


O estos otros:


Ni concibo unas majestades que no sean estas:
 
Ni una identidad maléfica que no sea esta:


Ni un enviado del Cielo que no sea este:


Ni un apostol que no sea este:

 
Ni una redentora que no sea esta:


Ni otros Cuatro Jinetes del Apocalipsis que no sean estos:


Ni otras congregaciones religiosas que no sean estas:

 
Para todo lo demás soy tolerante.

lunes, 12 de noviembre de 2012


El Rock se abre camino (si hace falta) a hostias
 
Aquí os dejo un viedoclip de una banda que ha publicado hace muy poco su primer disco. Ofrecen un rock honesto, con un buen balance entre melodías y fuerza, cojonudo para que te  acompañe durante esas buenas birras que te tomas con los colegas en tu tugurio habitual.

Surgen de una de las comunidades más complicadas para esto del Rock, Andalucía, concretamente Málaga, lo cual les otorga doble mérito. Es difícil hoy en día darte a conocer con una banda, sobre todo si es de Rock y se mueve en el territorio donde pasta plácidamente el mayor reducto de folclore popular basado en peinetas, trajes de faralaes y pendientes que necesitan pestillo de seguridad. Sí, de la tierra donde los toreros tienen estatus de asesores culturales, las tonadilleras marcan la línea prêt-à-porter y los promotores urbanísticos…bueno, de esos podemos hablar otro día.

Pegadle una escucha, tienen buenas maneras y canciones con las que hasta si tenéis una churri al lado podéis restregar la cebolleta. Desde la melancolía de “Otoño sin ti” a los arrebatos cañeros de “Lobo”  pasando por esa oda dedicada a una prostituta llamada “Reina de la Carretera”.

Salud y Rock ‘N’ Roll


 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Cambio moñas por Serie Z

Nos dicen que el mundo ha cambiado, que ciertas formas culturales ya están pasadas de moda, que hemos evolucionado y que los tíos melenudos y los riffs de guitarra ya no se llevan. Claro, que quienes lo dicen son aquellos que no se mueven desde hace décadas, aquellos que siguen diciéndonos que lo que está de moda es el indie si tienes anchura de miras (sic) o el chunda chunda latino folclórico si eres más conformista. Es decir, que el mundo sigue en las mismas manos de aquellos que siguen lucrándose a costa del más débil. Nada nuevo desde hace siglos. Cómete lo que te pongo y sonríe.

Y los "débiles", ya sea en forma de melenudos con sus Les Paul en las manos o de greñosos con ganas de inmolarse los tímpanos a base de acerados riffs y aporreamientos de bombos, les van a petar el culo, literalmente. Ni un jodido y políticamente correcto culo se va a salvar de la quema. Ocurrió a mediados de los cincuenta a manos de los grasientos rockers, más tarde ya acabando la década de los sesenta a través de las ordas psicodélicas y hippiescas que dieron paso al Hard Rock, volvió a ocurrir a mediados de los setenta con la llegada de las crestas mohicanas de los anfetamínicos punks y a primeros de los ochenta las huestes del Heavy Metal continuaron con su labor de destrozar conciencias bienpensantes y orejas agradecidas.
 

Vuestro momento Nescafé ha terminado, vuestros espacios radiofónicos para retrasados mentales y agradecidos buches están llegando a su fin, vuestra palurdez neuronal alimentada con música de fondo a base de tonadillas latinas o indies o pop de baratillo o flamenco-chup poligonero, van cuesta abajo y sin frenos. Poneros en pompa, no rest for the wicked.
 
Y Serie Z debería ser ese reducto desde donde los últimos galos irreductibles con su poción mágica elaborada con los sonidos de la guitarra de Chuck Berry y la voz cazallera de Lemmy, se dirijan sin pausas a ¡petar culos!. La Zona Zero de las ideologías apoltronadas.

 
Serie Z es ese festival que no ha perseguido multitudinarias audiencias ni contentar las ansias adolescentes de ver en directo lo que se ve en televisión. Su pretensión es la de ofrecer un buen puñado de bandas que entre su menú del día se encuentre el sudor y los decibelios. Lo han hecho otros años llevando a tierras jerezanas a bandas como The Dictators, The Bellrays, Nashville Pussy, Diamond Dogs, Suppersuckers, Southern Culture On The Skids, etc. Y este año no han defraudado porque entre el cartel encontrábamos a Y & T, Wishbone Ash, Leaf Hound, Jim Wilson, Dan Baird, Flaming Sideburns, Vanderbuyst, Warrior Soul, Devil's Dandruff, etc. Es decir, desde el Hard Rock ochentero hasta el Punk Rock de ascendencia neoyorkina.





 

En Serie Z podrás encontrar desde el metalhead que se sabe de carrerilla la discografía de Motorhëad hasta el rocker patillero que ama a Brian Setzer sobre todas las cosas, pasando por todos los que disfrutamos con todas las vertientes que el Rock honesto y sudoroso nos ha legado. Podrás ver camisetas de todos los pelajes: AC/DC, MC5, The Dictators, Iron Maiden, The Stoges, Heart, Black Sabbath, The Clash, Rose Tattoo,…
 
No, allí no encontraréis a nadie con una camiseta de Lady Gaga ni de Franz Ferdinand ni de Pitbull. Ya nos gustaría. Nos facilitaría el dar escape a ciertos instintos y compulsiones.   
 
Saludos a aquellos que me acompañaron este año: Ozzy, Jes, Kalimotxo, Mr. Night y Merlo. 













Aquí un video de una de las bandas que más atrajeron las miradas en Serie Z, Vanderbuyst. Jóvenes pero con raíces, fuertes pero con melodía.
 
 
Serie Z rules!