ADULT ORIENTED ROCK: DEL PASATIEMPO AL FENÓMENO DE MASAS, Y VUELTA A
EMPEZAR (PRIMERA PARTE)
Si hubiese que
buscar un estilo de Rock realmente denostado a lo largo de la historia musical,
ese sin duda sería el llamado AOR, siglas que, al parecer, significan “Adult Oriented Rock". El AOR, también conocido como Rock melódico, siempre ha sido considerado
como el fondo light y facilón del catálogo Rock, porque ha sido entendido básicamente como un
estilo en el que las reglas son demasiado “sencillas” y siempre encaminadas a
engatusar a aquellos fans del Rock que no están por la labor de atragantarse con guitarras saturadas
de distorsión, con canciones de largo recorrido o con excesos guerreros de sus
vocalistas. Dichas reglas básicas son las siguientes: mucha melodía,
estribillos hiperpegadizos, teclados que se adhieren como el chicle y un
intento de cuidar al máximo la producción. En cuanto a las letras… mucho love y mucho heart, en todas sus
facetas y modalidades: enamoramientos, desengaños, encuentros más o menos
tórridos, y en general cualquier historia que trace un camino de ida (o de
vuelta), hacia (o desde) la churri de turno, con más o menos lagrimeo del
protagonista, o con más o menos abultamiento de su entrepierna.
"Sigo esperándote",
"Amor en tus ojos", "No te alejes", "Cayendo por
amor", "Desde mi corazón" son algunos de los títulos de
canciones más recurridos en este género. Madelaine, Julia, Anna, Kristine,
Gina, Elisa, son igualmente algunas de las dulcineas de estos enamoradizos y
ardientes muchachos. Del amor libre y comunitario al amor de sábado noche en el
asiento trasero del Cadillac. Los sesudos intelectuales del Rock puede que se
sonrían de manera condescendiente ante tanto amaneramiento musical y tanto
ensalzamiento del amor en el sentido más adolescente del término. Y los
seguidores más viscerales de sonidos rudos no encontrarán nada que les atraiga
entre tanto teclado y letras ñoñas. En algunos casos razón no les falta a
ambos, sobre todo viendo los excesos a los que nos sometieron algunas bandas en
los años ochenta, pero borrar de un plumazo el legado que han dejado Journey,
Foreigner, Toto, Survivor, Heart y compañía es un despilfarro.
Y de dónde surge esta orientación
tan “superficial” del Rock y, sobre todo, quiénes fueron (o siguen siendo) sus
demandantes. A finales de los años setenta en EEUU se comienzan a gestar unas
tendencias musicales que huyen de las estridencias y se dirigen hacia un
público más acomodado y menos disconforme con su situación socio-económica. Era
hora de descansar del tenebrismo de Black Sabbath, del energético hippismo de Led
Zeppelin y de los excesos instrumentales de Deep Purple, Algunos de los
primeros hits que avisan de lo que va a venir son "More Than A Feeling" de
Boston, “Hold T
he Line” de
Toto, “Cold As Ice” de Foreigner, “Isn’t Time” de The Babys o “Show Me The Way”
de Peter Frampton. Al mismo tiempo, en Gran Bretaña se comienza a barruntar lo
que se conocerá como New Wave Of British Heavy Metal y que supondrá una
regeneración y una recuperación de la energía que estaba perdiendo el Hard &
Heavy. De las cloacas inglesas asciende una avalancha de bandas que muestran
las ganas que los chavales tenían de poner en práctica las ideas que habían
aprendido del rapapolvo que el Punk les había inflingido a sus idolatrados
dinosaurios. De esta NWOBHM también surgirán nuevos adeptos a la melodía, caso
de los Lionheart de Dennis Stratton (ex-Iron Maiden), de los Praying Mantis o
de las propuestas más suavizadas de aguerridos metaleros como Saxon con su "Crusader".
Y es que es en los años ochenta
cuando el AOR alcanza sus más altas cotas de popularidad y una legión de
artistas y bandas se añaden a los ya consagrados. Es la explosión de Bon Jovi,
Dare, Survivor, Bryan Adams, Michael Bolton, etc. Y es, por supuesto, la
llegada definitiva a la gloria de los grandes nombres que ya llevaban un tiempo
en este trayecto: Journey, Styx, Foreigner, Toto, REO Speedwagon,... Tal es el
empuje de esta tendencia hacia lo edulcorado del Rock que bandas como Triumph
(“The Sports Of Kings"), Kansas (“Power”), Rainbow (“Bent Out Of Shape”),
Whitesnake (“1987”), Blackfoot (“Siogo”) o Magnum ("Vigilante"),
sucumben a la tentación y, ya que estamos, a los dólares. El auge de este
género fue de tal envergadura que no había película americana de acción que no
incluyese en su banda sonora una buena carga de Rock melódico. "Eye Of The
Tiger" de Survivor en una de las entregas de la saga de Rocky fue uno de
los primeros golpes de efecto. Robert Tepper en "Cobra" (otra vez
Stallone), Dokken en una de las partes de "Pesadilla en Elm Street".
Y prácticamente en todas las películas sobre adolescentes americanos:
"Gotcha!" (Giuffria,
Joan Jett), "Teachers, Teachers" (38 Special,
Night Ranger, Eric Martin), "The Wild
Life" (Van Stephenson, Hanover Fist, Van Halen), "Hard To Hold"
(Rick Springfield).
De esta manera y durante los
primeros ochenta, convivieron, más o menos pacíficamente, las melenas heavy, los mullet melódicos y
las crestas punks, y la MTV nos deleitaba prácticamente las veinticuatro horas del día con
videoclips de bandas de Rock (pasado paradisíaco en muchos aspectos). Una época
mágica que algunos vivimos intensamente. Dejemos la nostalgia a un lado y
regresemos al presente. Estamos en el nuevo milenio y parece que las tendencias
más melódicas vuelven a figurar en el menú de los comensales rockeros. Agotado ya
hace tiempo el Grunge, desbaratado el Nu Metal y puesta en duda la supremacía
Indie o alternativa en esto de hacer Rock para adultos, unos cuantos
nostálgicos han vuelto a desempolvar sus instrumentos y vuelven a pasearse por
nuestros equipos Hi-Fi como si no hubiesen pasado los años. Viejas glorias como
Legs Diamond, Jim Peterik y otras no tan viejas como Shy, TNT o Night Ranger
vuelven a sacar nuevo material. Y es en este momento de vuelta al pasado cuando
os invito a que saquéis vuestros vinilos de sus fundas y disfrutéis de aquellas
otras bandas que no llegaron a alcanzar la fama, algunas ni siquiera un
reconocimiento mínimo. Ahí vamos.
Barry Goudreau – “Barry Goudreau” (1980):
Guitarrista por excelencia en ese gran estandarte del Rock melódico llamado
Boston. Militó posteriormente en dos bandas, Orion The Hunter (pariendo un
disco superlativo de AOR) y RTZ; pero ya en 1980 se desmarcó un poco de Boston,
sobre todo viendo el poco movimiento que el señor Scholz le daba al asunto y el
exceso de perfeccionismo a que sometía sus obras, haciendo un disco titulado
como su nombre. Y la verdad es que el LP suena a gloria bendita, menos
recargado que algunas de las composiciones de Boston, pero manteniendo su
espíritu, y más teniendo en cuenta que a las voces continúa Brad Delp.
Lou Gramm – “Long Hard Look” (1989): Entre
1987 y 1989 este inconmensurable vocalista no sabía dónde poner el huevo y se
une a algunos culos inquietos para hacer algo fuera de la nave
Foreigner. El trabajo elegido es el segundo de esos discos y en él colaboran
Peter Wolf (vocalista de J. Geils Band), Vivian Campbell (Dio, Def Leppard) y
Dann Huf (Giant). No llega a las cotas de lo que hizo con Foreigner pero mantiene
un buen nivel. Se echan en falta algunos de esos riffs de su
compañero Mick en Foreigner, pero Lou deja constancia de su capacidad vocal en
temas como "Angel With A Dirty Face"," Hangin' On My Hip",
o " I'll Know When It's Over".
Icon – “Night Of The Crime” (1985): Lo que
nació con la pretensión de ser una superbanda se quedó injustamente en nada, y
no precisamente por falta de calidad, que la tienen a raudales. Podrían haber
jugado, al menos, en la misma liga que King Kobra porque su propuesta iba por
similares derroteros: buenas melodías con potentes guitarras, un vocalista que
aunaba fuerza y sensibilidad y grandes canciones. Producción de Eddie Kramer,
tonadas comerciales, buena planta de los chicos… pero ahí se acabó todo. Quizá
su imagen de hair band confundió al personal. Este disco se encuentra entre los veinticinco
mejores álbumes de AOR según la revista Rock Sound. Razones no les faltan.
White Sister – “White Sister” (1984): Otro
de esos grupos americanos que deberían haber tenido más suerte, sobre todo
viendo cómo se las gastaron en este su debut. Producido por Gregg Giuffria
(Angel, Giuffria) y mezclado en la mayoría de temas por Michael Wagener, no
facturaban un AOR al uso americano, sino que estaban más
"contaminados" por el
Hard Rock. Los teclados
apoyando a las guitarras con potencia, los temas más trepidantes, las voces más
urgentes. Con el siguiente disco se suavizaron un tanto pero aquí dejaron joyas
como “Can’t Say No” o “Love Don’t Make It Right”.
Eddie Money – “Can’t Hold Back” (1986): Si
escucháis el tema que inicia el disco y no termináis tatareando el estribillo
(en el mejor de los casos durante su escucha, en el peor, toda la semana
posterior), es que esto del AOR no está hecho para vosotros. Rock melódico al
puro estilo americano, sin grandes sobresaltos pero de melodías efectivas. Este
policía venido a músico, lo que no consiguió con la porra lo hizo a base de lo
más meloso del Rock.
Marchello – “Destiny” (1989): No es exactamente AOR, pero
sí un grandísimo exponente de Hard melódico, marcado por la poderosa y virtuosa
guitarra de Gene Marchello y por unas composiciones trepidantes en muchos
momentos pero siempre melodiosas. Curiosamente la mayoría de los temas no están
firmados por Gene sino por su hermano Peppi Marchello, sin ninguna tarea
instrumental en el disco. Potencia y melodía en ese justo equilibrio que no
debieron abandonar muchas bandas afines. Contiene grandes temas como
"Destiny", "Living For #1" o la preciosa balada "Love
Begins Again".
Tommy Shaw – “Ambition” (1987): Después de salir de Styx y
antes de formar el supergrupo Dawn Yankees, este rubiales hizo tres discos en
solitario. El primero de ellos no iba demasiado lejos, le faltaban canciones y
sonido. Pero en este tercer LP se nota el apoyo en producción y en tareas
compositivas de Terry Thomas. No en vano, este hombre que venía de tocar en
Charlie ha producido a Bad company y a Giant entre otros. No hay más que
iniciar el disco para ver por dónde van a ir los tiros: temas redondos (en la
MTV se puso mucho el vídeo del tema “No Such Thing” donde Tommy ponía los
cuernos a una mozuela entrada en carnes, ¡qué malo!), revisión de un tema de
Survivor (“Ever Since The World Began”) y excelente sonido.