Un grito al
cielo, un grito al sol, un grito para el amor
A toda noche de buen Rock N Roll debe seguirle una
buena resaca y toda buena resaca debe ir acompañada de una buena sesión de
sofá. A mí me falló la última parte de esta ecuación. Porque no es de recibo que con una garganta
medio afónica y con un cuerpo machacado por decibelios y alcohol te obliguen por la
mañana a hacer limpieza en la casa, pero es que mi parienta no entiende de
ecuaciones rockeras. Si eres mujer y estás leyendo esto te pido un favor:
explícale a mi chica que tras una noche de Rock cualquier médico que no haya
terminado el MIR ya es capaz de recetar reposo absoluto.
Ayer noche, en Antequera, unos cuantos privilegiados
tuvimos la suerte de vivir una de esas noches en la que el Rock se hace carne.
Una guitarra, un bajo, una batería y una
voz, siempre compenetrados, destilando un
orujo de ese que llamamos “casero”, sin aditivos ni edulcorantes, ni nada que
intente pisar un terreno ajeno al Rock. Y todo gracias a Origen, esta banda del
Sur que acaban de sacar un disco (La Huida) y que pese a las trabas que se
encuentra como cualquier banda de Rock en un país de botijo y pandereta, sigue
adelante con entusiasmo y como pude comprobar anoche, con una dosis de fuerza
digna de grupos que juegan en ligas superiores.
Y como toda auténtica y genuina banda de Rock,
mostraron sus credenciales sobre las tablas, mejorando y dando más textura y
poder a los sonidos grabados en disco, ese disco que su compañía haría bien en
promocionar “un poco más”(¿cómo es
posible que el disco sea difícil de encontrar en una de las mayores tiendas de
música de este país y en la misma provincia de donde ellos provienen? Además
del problema de las descargas ¿podemos hablar de ceguera empresarial con la
música? Va a ser que sí).
Al tener un único disco en la calle, una banda siempre se encuentra con el dilema de cómo rellenar el tiempo del directo. Para Origen esto no es ningún problema ya que además de ofrecernos un par de nuevos temas que no aparecen en el disco, saben hacer buen uso de canciones imperecederas que ya están marcadas a fuego en nuestra memoria colectiva. Así, además de “Lobo”, “Reina de la carretera”, “Otoño sin ti”, ”La huída”, “La inconsciencia”, Despiértame”, etc., nos regalaron sendas versiones de Barón Rojo (“Los Rockeros van al infierno”) y Steppenwolf (“Born To Be Wild”) además de incluir hacia el final del concierto y en su meddley particular retazos de U2, Depeche Mode o Rolling Stones. Con toda esta artillería cualquier batalla ya está ganada de antemano. Si además te encuentras con que el sonido acompaña y con que los miembros de la banda saben conducir su directo hasta el puerto más recóndito de tu alma rockera, la conquista está asegurada.
Les deseo que en 2013 sigan con las mismas ganas. Las
mismas ganas le pondré yo.
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